Cataluña

Anna Grau revoluciona el Pleno del Parlament con una defensa de los derechos de los trabajadores sexuales

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“Ninguna puta, chapero, ni actor porno es más ni menos que nosotros los diputados del Parlament”

Anna Grau lo ha vuelto a hacer. Ha levantado ampollas en los escaños del Parlamento de Cataluña en la interpelación presentada por Ciutadans en defensa de los derechos de las trabajadoras sexuales.

Frente al puritanismo de la izquierda y de la derecha, el partido liberal ha llevado al Pleno una petición de protección de los derechos fundamentales y laborales de los y las trabajadoras sexuales.

Ha sido la diputada naranja, Anna Grau, la encarga de defender la petición y, como ya nos tiene acostumbrados con su dialéctica mordaz, ha plasmado la realidad de las trabajadoras sexuales, de la necesidad de la regulación para defender sus derechos y no abocarlas a situaciones de riesgo y de vulnerabilidad.

En referencia a las diferentes mocione que se presentan en el Pleno sobre derechos fundamentales ha comentado que “somos ricos en bla, bla, bla, pero poco resolutivos a la hora de generar políticas efectivas, no digamos de generar recursos, a favor de los derechos y libertades fundamentales de las personas que más lo necesitan, no digamos si esto provoca algún mal de vientre ideológico, alguna situación comprometida donde uno se tenga que mirar al espejo y preguntarse ¿de verdad soy tan progre como pienso? ¿o soy un represor de todo aquello que no me gusta y que me asusta?

“Saben como eso que está tan de moda, el ayuno intermitente, pues creo que en algunos temas se activa una cosa muy curiosa que es algo así como la ultraderecha intermitente, la gente que se cree que es la mar de progresista pero no tiene nada que envidiar a la moral nacional católica ni a la sección femenina de los mejores tiempos de Franco”, ha sentenciado en referencia a la doble moral de la izquierda que se aúna con la derecha y la ultraderecha y enarbolan la bandera del abolicionismo. Una prohibición que, como se ha comprobado, sólo lleva a las mujeres y hombre que se dedican, voluntariamente, al trabajo sexual, en situaciones de negación de sus derechos laborales y, por tanto, de explotación laboral.

Tras pasar por la doble moral de la burguesía catalana de otros tiempos, Grau ha hecho la siguiente pregunta “Es nuestro trabajo como diputados juzgar a los trabajadores y trabajadoras sexuales o atender sus derechos como atendemos los del resto de trabajadores?

Con expresa mención al Sindicato Otras, que defiende la regulación para tener acceso a los derechos laborales de cualquier trabajador: indemnización por despido, seguridad social, autónomos, bajas laborales, etc, ha recriminado a los diputados abolicionistas ser una petición inmoral, ignorando el daño que el puritanismo está haciendo a los derechos de las personas. “Todo lo que no se quiere ver o regular deviene monstruoso y deviene a escala global, porque las mafias son globales y su poder de destrucción es infinito”

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Grau ha puesto a los diputados contra las cuerdas con una intervención casi magistral, en la que ha exigido erradicar el estigma “¿cuántos de vds le darían la mano y tratarían como un igual a una persona que supieran que se ha ganado la vida como puta, chapero o actriz porno?, ¿si esa persona les viene a pedir trabajo de secretaría la considerarían? ¿si se presentará a candidata a este Parlamento la votarían?

Ha realizado una clara diferencia entre la trata y el trabajo sexual, y, reconociendo que entre ambos hay un abanico de posibilidades que pueden ser de riesgo, y que la progresía de la izquierda y el puritanismo de la derecha alega siempre “la necesidad económica” para negar la voluntariedad de la trabajadora sexual. Y Grau les ha lanzado una nueva pregunta para la reflexión “¿cuántas personas en el mundo no soportan toda clase de vejaciones laborales y sociales precisamente por eso, por la maldita necesidad? ¿y no se acaba antes y mejor con la necesidad, dotando a la gente de leyes y derechos, de redes de protección que ignorando su existencia y sus circunstancias?

La demoledora intervención de Anna Grau ha concluido con una bofetada de realidad a los diputados de la cámara catalana con un “Ninguna puta, chapero, ni actor porno es más ni menos que nosotros los diputados del Parlament” y “todos nosotros trabajamos, también, para ellos, para defender sus derechos y su dignidad”

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  1. Pingback: Primera vez que un Parlamento reconoce los derechos de las trabajadoras sexuales – El Europeo

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