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Feijóo o el precio del sillón de Moncloa

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Ya conocíamos los deseos de Feijóo de aposentarse en el sillón de la presidencia de España. No en vano, Feijóo desembarcó en Génova sólo con la condición de ganar unas elecciones. Al gallego no le gusta perder. “Le avala su gestión en Galicia”, decían. Pero de esa nefasta gestión hablaremos otro día, hoy vamos con esas reuniones secretas con los separatistas.

Aunque la verdad es que no está engañando, o no del todo.

“el camino de Feijóo para acceder al, tan deseado, sillón pasaba por los pactos con el separatismo”

Desde el primer momento ha demostrado sus tics nacionalistas. Su “Galicia es una nación”, las declaraciones de “plurinacionalidades” de su lugarteniente Bendodo en la campaña andaluza, su “genética vasca” o la más reciente milonga del “catalanismo constitucionalista”

Todo ello nos debía avisar que el camino de Feijóo para acceder al, tan deseado, sillón pasaba por los pactos con el separatismo. Los pactos con aquellos partidos que pretenden romper España. Empecinado en intentar destruir a Ciudadanos y en anular a Vox para regresar al bipartidismo más tenebroso, su objetivo vuelve a ser el de siempre: comprar el sillón de Moncloa a cambio de cesiones a los nacionalistas. Y aquí vuelve a perder España.

Cuando Feijóo lanzó ese “catalanismo constitucionalista” era evidente, al menos para algunos lo era, que estaba preparando a sus votantes para justificar esos pactos blanqueando al nacionalismo radical que dió un golpe de estado en Cataluña. Y no debería sorprendernos que ante semejante barbaridad, ni Fernández ni Roldán, escuderos de Feijóo en Cataluña, alzaran la voz. Los sillones es lo que importa, el resto sólo importa cuando se acercan unas elecciones. Entonces sí, entonces se pide disculpas a los catalanes por abandonarles y traicionarles, que un voto es un voto.

Pero volvamos al sillón de Moncloa. Una compra que tiene un precio. Un precio que vamos a sufrir los españoles. Y Feijóo ya ha empezado a pagarlo. Primero dejando abandonados a los catalanes en su defensa de los derechos civiles, en su reclamación que el español sea también lengua vehicular en Cataluña. Su incomparecencia no fue por problemas de agenda, simple y llanamente no quería ofender a sus futuros socios. Segundo por votar contra la aplicación de un 155 lingüístico para recuperar el español como lengua vehicular en los colegios de Cataluña.

“Por una vez los españoles debemos ser valientes”

Sabemos que el separatismo no vende barato sus votos y que la contraprestación es, siempre, mala para los españoles y mala para España. Que no olvidamos al Aznar de la mayoría absoluta que, aún así, se vendió al separatismo regalándoles la mayor cesión de competencias, regalándoles educación y medios de comunicación. Que no deberíamos olvidar la ignominia del Majestic.

Y esa ignominia se vuelve a gestar en reuniones secretas con el PNV y con Junts. Sí, con Junts, con los de la procesada por corrupción Borrás y el fugado de la justicia Puigdemont. Pero qué le va a importar al PP la corrupción – ellos están condenados por uno de los mayores casos de corrupción de la política española – o un fugado – cuando ya han manifestado que las sentencias se modulan con indultos – Y con los del PNV, los que avalan la presencia de etarras en las instituciones, los herederos de Sabino Arana y su ideología xenófoba e hispanófoba

Ese nuevo Pp, que ha renacido a imagen y semejanza del peor Pp, pretende que el rechazo de los españoles a la nefasta gestión de Sánchez haga que no valoren negativamente sus pactos con el separatismo golpista. Y los españoles podemos tener la tentación de pensar que Sánchez y Feijóo, que PSOE y PP, son las únicas opciones y elegir la menos mala.

“Y esa ignominia se vuelve a gestar en reuniones secretas con el PNV y con Junts”

Por una vez, los españoles debemos poner freno a lo peor del bipartidismo y demostrar que no se nos puede maltratar. Está en riesgo, no sólo España, sino nuestra sociedad, nuestra democracia y nuestros derechos fundamentales. No podemos permitir que siga rigiendo el pan para hoy, hambre para mañana.

Por una vez los españoles debemos ser valientes. Nada importan las encuestas, ni los teledirigidos medios de comunicación al servicio de unos u otros. Nos debe importar pensar en nuestro futuro, nuestra convivencia y nuestro bienestar. Nos debe importar ser libres y dejar de ser cautivos de un bipartidismo que corroe la democracia.

Y sí, tenemos opciones más allá de esos dos Goliat. Tenemos un David que se llama Ciudadanos que puede ser el freno de la oscuridad del bipartidismo, como lo fue de un golpe de estado en 2017.

Seamos valientes.

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