El cara a cara celebrado ayer en Antena 3 mostró dos líderes sin propuestas, que estuvo marcado por la tensión y los ataques mutuos.
Un debate que pasará a la historia por ser una repetición de los celebrados en la época del bipartidismo, hacia donde parece ser que tanto PP como PSOE quieren regresar.
Sánchez, que partía como favorito en el debate, se vió superado por él mismo. Tras las entrevistas realizadas en estos últimos días en diferentes programas, Sánchez había ganado enteros. Se había mostrado como el Presidente de un Gobierno con el aplomo suficiente para justificar sus “cambios de opinión” como parte del sentido de Estado. Quizá el exceso de confianza fue el que le llevó a realizar un mal debate anoche.
Se mostró tenso, nervioso, excesivamente agresivo, haciendo caso omiso a los moderadores. Sin capacidad de réplica ante Feijóo, basó sus intervenciones en las continuas interrupciones. Su lenguaje no verbal no fue el mejor, tampoco. Una mandíbula tensa, una risa nerviosa que utilizó en exceso para esconder sus carencias, un tono bronco provocaron que, no es que Feijóo ganara el debate, sino que lo perdió el propio Sánchez.
Pero no estuvo mucho mejor el candidato conservador. Feijóo mostró una actitud ansiosa, que era perfectamente perceptible por un acto no consciente que se repitió constantemente: sacar la lengua para humedecerse los labios. Una muestra clara de la ansiedad.
Feijóo no realizó propuestas, ninguna. Incluso se diría que había copiado una de las intervenciones de Inés Arrimadas en la cámara baja en la que hacía un listado de los males del gobierno de Sánchez. Con la importante diferencia que la liberal, en contrapartida, realizaba propuestas, algo de lo que careció Feijóo.
Ambos perdieron oportunidades. Sánchez la de de confirmar o desmentir sus pactos con ERC tras el 23J o su intención de que gobierne la lista más votada. En este punto estuvo bien al recordarle al insistente Feijóo del “fírmeme que gobernara la lista más votada”, lo ocurrido en Extremadura donde ganó el PSOE y ha acabado gobernando el PP con VOX. Y ambos se olvidaron de los diferentes municipios en los que el pasado 28M ganó CIUDADANOS y PP y PSOE se aliaron para conformar gobierno dejando fuera al partido ganador.
Feijóo perdió la oportunidad de alejarse del eslogan “Que te vote Txapote”. Un eslogan que es muestra de la realidad de la política frentista, en la que las medidas no importan, sino sólo llegar al poder sin importar los medios que se utilicen. Perdió también la oportunidad de dejar de ser ambigüo ante la situación en Cataluña y sus contactos con Junts para obtener su apoyo tras el 23J.
En las RRSS vimos como los partidarios de uno y del otro jaleaban al suyo y atacaban al contrario. Nada nuevo. Lo que sí fue nuevo fueron los mensajes que recordaban intervenciones de Inés Arrimadas o de Albert Rivera para mostrar la diferencia entre un debate de ataques, y un debate de propuestas. Quizá la ausencia de CS en estas generales ponga de manifiesto la necesidad de la continuidad de un partido liberal que aporte sensatez a la política española.
La realidad es que, sea cual sea el que conforme gobierno tras el 23J, las perspectivas de futuro no son nada halagüeñas para la sociedad española ante dos candidatos que mostraron un debate de patio de colegio dedicado a un electorado cada vez más alejado de la política. Y con razón.